jueves, 24 de octubre de 2013

La tiranía del resultado


Parón de selecciones, Pamplona, San Siro y Clásico. Es un calendario muy duro para cualquier equipo. Si me ciño a los resultados, el balance previo a recibir al Madrid es positivo: los empates en El Sadar y el Giuseppe Meazza son asumibles y no afectan las aspiraciones del equipo. Que todo pueda cambiar el sábado ya es otra historia.

De ahí que sea incapaz de entender el pesimismo y las malas sensaciones que han generado estos últimos partidos. No las comparto. He visto un equipo que ha sido capaz de secar al Osasuna y generarle ocasiones suficientes para golearlo. Y lo he vuelto a ver en San Siro, ante un Milan que lo dio todo y tuvo quince minutos de gloria (y marcó por un error de Mascherano, otro más). Si el Barça no goleó a los rossoneri fue porque el balón no quiso entrar, simple y llanamente. “Existe la necesidad de crear una crisis semanal”, diría Martino.

Lo ocurrido viene a reafirmar la tiranía del gol sobre el juego. Si Cesc conseguía ese doblete en Pamplona, o si Adriano empujaba ese balón en el Giuseppe Meazza, por ejemplo, la opinión general sería muy distinta. No temo ir a contracorriente al discrepar de quien afirma que el Barça se atasca a la hora de generar ocasiones de gol, porque creo firmemente que el problema está en la finalización de éstas.

¿Que el equipo no es perfecto? Nunca lo ha sido. ¿Hay aspectos a corregir? Por supuesto. ¿Pesimismo? Ninguno. El equipo está mejor que la temporada pasada y en el mismo infierno donde antes perdió 2-0 sin chutar al arco, hoy empata porque no supo concretar sus oportunidades.

Para ganarle al Madrid habrá que jugar como hemos venido haciéndolo, pero con más intensidad y concentración. Parece un cliché, pero es cierto: un Barça enchufado no sufre esos quince minutos rossoneri. ¿Jugará Puyol? ¿Jugará Cesc? ¿Veremos a Xavi correr hacia atrás (es broma)? ¿Pedro o Alexis? Lo sabremos el sábado.

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