En virtud de la necesidad de dotar de
variantes al Barça para evolucionar y volver a competir de verdad, Martino no
ha parado. Tácticamente hiperactivo, el dinamismo es palpable partido a
partido, en contraste al inmovilismo de su antecesor.
El rosarino ha modificado el rol de los
laterales y extremos de la plantilla, especialmente tras el correcalles vivido contra el Sevilla. Está preocupado por el talón de Aquiles de su equipo: la
transición defensiva, y en virtud de ello redistribuyó los espacios de dichos
jugadores.
Concretamente, los laterales ya no fijan por
fuera como en el ciclo Vilanova; dicha labor es pertinente a los extremos, sea
Tello, sea Neymar. La lesión de Jordi Alba facilitó la decisión, pues es el
lateral más exterior de la plantilla y necesita desdoblar al extremo y llegar a
línea de fondo para rendir adecuadamente; no se le puede atar porque defiende
mejor volviendo que estando. Alves y Adriano son distintos al español, pues
dominan el juego por dentro y por fuera indistintamente.
Si bien es cierto que la mejor versión del
Alves del Barça está asociada a su capacidad para aprovechar el arrastre del
extremo y llegar por fuera (entre otras muchas virtudes), ya no es la tónica
porque el jugador ha envejecido y el equipo ya no puede sostener sus aventuras.
Martino quiere que Alves se cierre una vez se haya superado la primera línea de
presión. Es decir, el brasileño actúa prácticamente de interior, o mediocentro
derecho con vuelo en un doble pivote con Busquets, según se vea (se vale soñar).
El movimiento manda a Xavi a la frontal donde aún es determinante y encarga la
amplitud al extremo derecho, normalmente Alexis. Básicamente, la labor de Alves
ahí es ser uno más en la circulación del balón y ser guardaespaldas de
Hernández, cuyo retorno es deficiente. La transición defensiva mejora, pues hay
un jugador más detrás del balón ubicado en la zona ideal para la presión tras
pérdida, y si ésta no se produce, es más fácil correr hacia atrás treinta
metros que noventa.
Cabe destacar que esta variante no suprime el
rol anterior del brasileño: Alves seguirá apareciendo por fuera ocasionalmente,
dependiendo de las circunstancias y el partido, como ante el Atlético de Madrid
(se precisaba amplitud por parte del lateral y no del extremo), y ante la Real
Sociedad (para aprovechar los espacios generados por la basculación defensiva).
El caso Adriano es más radical: es el lateral más interior de la plantilla, lo contrario a Jordi Alba. Disfruta jugando por
dentro e incorporándose al área, indistintamente de si juega por derecha o por
izquierda. Además, cumple en defensa. Si las lesiones lo respetan, debería ser
titular por encima de Alba, aunque éste último presumiblemente ayude más a
desarrollar el potencial de Neymar. No descarto que sean Iniesta y Fábregas
quienes terminen alternándose con los brasileños para dar amplitud: la idea es
que todos pisen la cal.
Respecto a los extremos, ahora tienen la responsabilidad
de ensanchar el campo, pero no como las chinchetas de Vilanova. Alexis pisa
mucha área cuando Messi baja a generar la superioridad junto a los interiores,
y eso activa al Alves de antaño. Martino quiere que haya una referencia en el
área siempre para que su equipo no ataque en forma de “U” como en San Siro. En
todo caso, siempre es el extremo derecho (Pedro o Alexis, Tello no puede) quien
compensa los desmarques de apoyo del argentino.
Por ahora, la redefinición de los roles es
como la metáfora del bilingüe: que haya aprendido un idioma nuevo no quiere
decir que deje de usar el viejo; practicará el más adecuado dependiendo de con
quien converse.
*La última foto pertenece al análisis de Rafael Castillo sobre el Milan 2-0 Barcelona y pueden encontrarlo aquí > http://rondoblaugrana.blogspot.com/2013/02/los-pecados-de-san-siro.html
*La última foto pertenece al análisis de Rafael Castillo sobre el Milan 2-0 Barcelona y pueden encontrarlo aquí > http://rondoblaugrana.blogspot.com/2013/02/los-pecados-de-san-siro.html
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