El Barça está sumido en un círculo vicioso: tras
una veintena de victorias llega la derrota, como es lógico, y es entonces
cuando esa jauría que conocemos ambiguamente como el entorno se manifiesta para
criticar duramente todo lo que se mueva y vista de azulgrana, como una torreta
automática en un pasillo atestado de soldados. No es sensato, como tampoco lo
es afirmar tan rotundamente que el equipo “ha vuelto a ser el de antes” tras
dos victorias frente a un club de Segunda División B y otro que no se jugaba
nada. Nada ha cambiado, y para que una crisis termine primero debe haber
existido.
Sensatez por el contexto, lo cual no quiere
decir que no haya cosas por las que alegrarse. Por primera vez en semanas, el
Barça se reconoció a sí mismo y fue una máquina de fútbol. Martino no se tomó
el partido a manera de trámite: nunca lo hace. El Tata dio una nueva oportunidad
a Sergi Roberto que completó un partido académico juntándose con el mejor
Busquets de la temporada en una suerte de falso doble pivote. El otro interior
fue Xavi, fresco y agradecido de que el Celtic no fuera ni intenso ni pegajoso.
Los canteranos sometieron al campeón escocés y con el equipo asentado en campo
rival –que tampoco opuso mucha resistencia-, todo fue más fácil, tanto así que
Montoya y Adriano “llegaron” por fuera una y otra vez. Ningún equipo como el
Barça para habilitar los carriles exteriores a sus laterales… cuando juega
bien.
Neymar marcó su primer hat-trick y será dueño
de todas las portadas, pero el mejor del partido fue Busquets. “Él determina a
qué vamos a jugar”, confesó Martino tras la victoria. Martí Perarnau bautizó a
Messi como el asesino de adjetivos, pero Sergio constantemente nos da razones
para considerar si el 10 es el único que merece tal elogio. Sin temor de
exaltarlo más de la cuenta, yo creo que no.
Este fin de semana, el Villarreal visitará el
Camp Nou sin Cani ni Bruno. Bajas sensibles, pero el submarino amarillo dará
guerra. Un termómetro ideal y necesario para medir al líder, que ayer miró su
reflejo en la laguna luego de varias semanas de revolcarse en el fango. Poco
importa el contexto pues, en estos momentos, el Barça necesita más confianza en
su fútbol que su fútbol mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario