Xavi ya no está para competir en la élite,
cuando el ritmo del partido es alto. Desde que debutara en el primer equipo del
Barça el 18 de agosto de 1998 hasta hoy, Hernández sufre siempre que el campo
de juego se convierte en una autopista de velocistas, pues lo suyo es la pausa,
las posesiones largas, la maduración, esa cavilación parsimoniosa de la jugada
que lo hace único.
Como afirmé con anterioridad, que a Xavi le
supere el ritmo es un problema tan viejo como su debut, y entonces ¿cómo se
explica que fuera considerado el mejor centrocampista del mundo por tantos
años? Porque el 6 entendió su defecto, supo cómo neutralizarlo y efectivamente,
lo hizo. Su inteligencia y técnica le permitían elegir y ejecutar siempre la
mejor opción. Y por si esto fuera poco, su giro 360° hacía inconcebible que se
le pudiese arrebatar su propiedad. Dadas estas condiciones, rebelarse ante el
sometimiento del cerebro era absurdo.
Todo iba de las mil maravillas hasta el
verano de 2011, cuando la edad y los problemas físicos empezaron a hacer mella
en Hernández. Su capacidad para girar menguó y en consecuencia, los rivales
decidieron hacerle un marcaje más pegajoso, conscientes de la dificultad que le
entrañaba virar sobre su eje.
Para no repetir lo dicho mil veces, resumiré
que Xavi se asentó como interior adelantado por un tiempo, hasta que Vilanova
decidió devolverlo a la base en una decisión más psicológica que táctica. El 6
terminaría la temporada 2012-13 como mediocentro organizador, sufriendo el peso
de la jugada y mirando más a Valdés que al doble pivote rival. Recibir entre
líneas, su nuevo rol, ya no le era tan fácil como antes.
Entonces, ¿qué queda de Xavi? ¿Puede seguir
siendo útil al Barça? La respuesta es un rotundo sí, como un “revulsivo” desde
el banquillo –que no es, porque no agita las olas: las calma-, y como
protagonista de ciertos contextos, pero ya no como titular indiscutible. Su
incapacidad para girar, recibir y soltar con un marcador encima no es razón
suficiente para jubilarlo, pues Xavi aún es un futbolista fabuloso.
Sin ir más lejos, Hernández seguirá siendo
importante ante equipos como el Levante –aunque sea ahora dirigido por
Caparrós-, que plantean de inicio un repliegue excesivamente bajo y una actitud
eminentemente defensiva y contragolpeadora, permitiendo al 6 montar sus cuarteles
en la frontal del área y gobernar el partido. Los rivales que le juegan así al
Barça son bastantes y de un nivel muy variado –desde el Celtic hasta el
Chelsea-, y Xavi seguramente no defraudará en estas citas.
Tampoco se puede olvidar al Xavi que sale del
banquillo a la hora de juego cuando las cosas están mal o se tiene que
conservar un resultado. El de Terrassa entra fresco contra rivales disminuidos
por el cansancio, y así le es posible imponer su ritmo. Esto no es
especulación, pues Hernández ya cumplió dicha función la pasada temporada.
Considérense como ejemplos, los partidos ligueros ante el Granada y ante el
Sevilla de la primera y segunda vuelta respectivamente, en los que Xavi entró a
los sesenta minutos, gobernó y cambió tendencias.
Lo que no se puede pretender es que Xavi
salga de inicio contra el Real Madrid o el Bayern Múnich e imponga su yugo,
porque eso quedó en el pasado.
En definitiva, Gerardo Martino tiene que
darle a Xavi un nuevo rol y éste asumirlo, pues, siendo francos, es “menos
buen” futbolista que hace unos años. Lo esperado es que Hernández empiece la
temporada como titular, pero que con el paso de los partidos vaya cediéndola. Algo
que, de haberse realizado el año pasado, habría evitado el problema que supone
frenar al borde del barranco.
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